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Perú es el tercer país con más informalidad laboral en la región
IALaw
Área de Derecho Constitucional

Última actualización: 21 - 03 - 2013

Nota publicada hoy en el diario Gestión. Revisa la versión original aquí.

Nota publicada hoy en el diario Gestión. Revisa la versión original aquí.


La informalidad laboral es un problema persistente en el Perú aún con el crecimiento económico y progreso logrados en las últimas décadas. Si se define la fuerza laboral informal como aquella que no participa en la seguridad social contributiva, el Perú estaría en el tercer lugar entre los países de la región con mayor informalidad laboral, de acuerdo al estudio (2013) de Levy, S. y N. Schady “Latin America’s Next Challenge: Social Policy Reform” (Banco Interamericano de Desarrollo -BID), citado en el Informe Macroeconómico 2013 del BID.

Según el informe, América Latina y el Caribe (AL y C), con 56% de informalidad laboral (promedio), es la región del mundo que registra el mayor grado de trabajo informal. Como se aprecia en el gráfico, de acuerdo a la definición anterior la informalidad laboral del Perú está encima de ese promedio regional y está presente en todos los estratos de trabajadores según sus niveles de 
ingresos.

Dado que los altos niveles de informalidad están asociados con bajos niveles de productividad, el informe propone una reforma del mercado laboral como una de las reformas para sostener el crecimiento económico a mediano y largo plazo.

Entre las medidas para combatir la informalidad y estimular la formalización de las empresas, sugiere el establecimiento de firmas más grandes y eficientes, con una menor tasa de rotación de empleados, mejor capacitación de los trabajadores y más acceso al crédito.

Reformas

Esta reforma (y otras, ver recuadro) se hace más perentoria cuando es probable que en los próximos años el crecimiento mundial se sitúe por debajo de su potencial y cuando el margen para llevar a cabo políticas macroeconómicas fiscales y monetarias tradicionales, por parte de los países de la región es limitado, explica.

En los últimos años América Latina y el Caribe ha usado con éxito la política fiscal y monetaria para contrarrestar la recesión global y hoy el continente crece a tasas muy cercanas a su potencial. Pero la reducción del espacio fiscal como consecuencia del incremento del gasto público y los menores márgenes disponibles de la política monetaria aconsejan reequilibrar el protagonismo de las políticas anticíclicas, detalla.

El informe se enfoca en dos áreas clave de reformas que tienen un considerable potencial para impactar positivamente la productividad y el crecimiento: la reforma del mercado de trabajo y las inversiones en infraestructura.

El informe, titulado “Replantear las reformas”, sostiene que si los países de la región llevan a cabo reformas ajustadas a su situación y a sus instituciones, los efectos positivos se reforzarían mutuamente y la región en su conjunto podría beneficiarse de un considerable aumento en su tasa de crecimiento.

Estima que, dado el contexto económico internacional, la región crezca a una tasa anual de solo 3.9% durante los próximos cinco años, casi un punto porcentual por debajo de la tasa de 4.8% registrada antes de la gran recesión que comenzó en 2008. Prevé que un menor crecimiento del comercio mundial y un descenso de los precios de los productos básicos disminuyan el consumo y las inversiones en América Latina y el 
Caribe.

Número

107 es el puesto del Perú (de 144 países) en el ranking de competitividad del WEF, en cuanto a rigidez en la contratación y despido laboral.
88 en el mundo está el Perú en cuanto a ingresos y productividad laboral según el mismo índice.

El impacto de las reformas en el crecimiento

Si todos los países Latinoamericanos emprendiesen reformas (estructurales), el crecimiento regional aumentaría de forma considerable, según el equipo de estudios macroeconómicos del BID, (utilizando datos de 14 países). 

Si un país típico pudiera alcanzar un crecimiento anual de alrededor de 1.5% gracias a sus propias reformas, refiere el informe, una agenda reformadora regional podría elevar ese aumento hasta un 2.3%, debido al comercio y otras interacciones. 

Con ello, la proyección de crecimiento de la región podría situarse en más de un 6% anual, una tasa que es ligeramente superior a la proyectada para los próximos años en los países del sudeste asiático, detalla.

En el caso del Perú, si emprende sus propias reformas, el estudio estima que ello tendría un impacto de 3.92% en el crecimiento de su economía, y que si realizan reformas Brasil y México ello impactaría en solo 0.18%. 

Pero aún con reformas en los países más grandes (Brasil y México) será difícil que la región pueda contrarrestar el efecto del menor crecimiento mundial.

 

IALaw
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